Unidad 30 Gral. Alvear

La Unidad queda Calle San Martín s/n° (7263)  de la localidad de  General Alvear.

Ocupa un extenso predio situado a pocos kilómetros del centro de la localidad homónima y tiene capacidad para 1600 reclusos. Es una de las más grandes y modernas de la provincia.

El complejo está dividido en pabellones de no más de 20 celdas, que en conjunto conforman una suerte de estrella.

Las celdas fueron construidas para alojar un solo condenado, pero el sostenido aumento del delito y la imposibilidad de iniciar las obras de nuevas cárceles obligaron a duplicar la capacidad. Hoy, cada celda de General Alvear tiene dos presos.

Los que allí purgan condena rara vez están encerrados. El concepto de funcionamiento, por qué no decirlo, es moderno. Cada pabellón, ocupado a lo sumo por 40 presos, tiene una sala de estar común, luminosa, donde hay cocina, mesas, sillas, calefacción, televisor. Además, hay un sector con césped. Las puertas de las celdas sólo se cierran con llave a la hora de dormir.

«Cada pabellón tiene un diamante de control desde donde se monitorea cada una de las actividades de los presos. Hay un circuito cerrado de televisión; las puertas de las celdas se accionan desde el control central. Es tan moderna que alcanza con un par de guardias para vigilar a 40 reclusos».

Con respecto a la educación, los detenidos pueden realizar estudios en el nivel primario y secundario.
Los días de visita de internos son los sábados y domingos por la mañana. La visita de encuentro familiar puede programarse para los martes, miércoles y jueves.

En julio de 2001 tenia sus primeras denuncias por torturas,  un extracto del Diario La Nacion con fecha 13 de julio de 2001:

La denuncia

La causa se inició el 19 de junio último. Ese día, Francisca Oladis Guaimas, familiar de ese detenido, planteó un hábeas corpus en favor de su pariente. La Cámara Penal hizo lugar a la acción.

Chocobar fue trasladado a la Unidad 24 y al día siguente declaró ante el tribunal. Dijo que él, al igual que otros detenidos, era víctima de tormentos físicos y psicológicos por parte de uniformados del Servicio Penitenciario.

Las torturas corporales consistían en duchas con agua fría en las madrugadas, baños violentos aplicados con mangueras contra incendios y sesiones de golpes.

Sostuvo también que los dos días previos a la presentación judicial se lo había mantenido encerrado y que sólo fue autorizado a salir para bañarse.

La resolución judicial -a la que tuvo acceso La Nación – dice: «Se verificó que en la Unidad Penal 30 existía la sensación generalizada de los internos acerca de la inminente aplicación de tormentos y castigos».

El juez Maroto dijo que, de acuerdo con los testimonios de los detenidos, existe en ese penal un llamado «comité de recepción», conformado por guardiacárceles, que se ocupa de golpear a todos los que ingresan en la unidad.

Del escrito se desprende también que se acreditó que Chocobar contrajo tuberculosis en una cárcel bonaerense y que se le interrumpió el tratamiento sin la certificación correspondiente sobre su estado de salud.

Presión psicológica

Uno de los maltratos psicológicos, según el recluso, era el recuento nocturno, realizado cada dos horas, que impedía el descanso.

Para Chocobar, ese registro era denigrante, porque aunque los guardiacárceles podían verlo por la mirilla de la puerta para constatar su presencia lo obligaban a poner una mano en el pasaplatos. Y si se demoraba en hacerlo -denunció- era castigado con aislamiento.

Este y otros reclusos afirmaron que cuando recibían sanciones eran golpeados y amenazados por cualquier agente de la fuerza de seguridad.

Además, en la resolución se expresa que a los presos se les imponía «agachar la cabeza y evitar mirar a los ojos al personal penitenciario». También debían llevar siempre las manos detrás de la espalda y no podían usar reloj pulsera.

Los camaristas opinaron, en un pasaje de la resolución: «Que los penitenciarios obligaran a los detenidos a dirigirse a ellos sin mirarlos es una imposición abyecta que repugna el Estado de Derecho».

Además de Chocobar, declararon ante los camaristas 30 internos de la cárcel de General Alvear. Los testimonios resultaron concordantes y todos fueron derivados a otros penales provinciales.

Los magistrados determinaron que estos presos «se encontraban bajo un constante estado de presión psicológica y temor».

Más aún: «Es inadmisible -se explicó- que en una institución destinada a la custodia y rehabilitación de las personas impere el terror. Esto ha ocurrido, no obstante, en la Unidad 30 del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires».

Ramiro Sagasti

Otro informe dice esto:

En Alvear los presos pasan casi 22 horas al día encerrados en celdas que comparten con otro interno. Cada pabellón tiene varias celdas, y está separado de los otros por un patio. Las cerraduras son electrónicas y los guardias suelen pasearse por los techos, desde donde reprimen con balas de goma si hay algún problema. Los testimonios de la violencia que ejerce el Servicio Penitenciario contra los presos en esa unidad son abrumadores.

Por Sebastián Hacher

Asi la Unidad 30 gral. Alvear tuvo una fuga de dos presos este año, demostrando que la seguridad excesiva aun asi tiene falencias, y que la seguridad institucional no debe limitar los derechos esenciales de las personas privadas de la libertad.  La unidad 30 es la unidad con mas denuncias de torturas, malos tratos y violencia que tiene actualmente la provincia.